Los vecinos de Necochea y Quequén vuelven a recibir malas noticias cada vez que se suben al colectivo. Desde este mes, el boleto plano pasará a costar $1.196,95, un aumento más que se suma a la interminable seguidilla de ajustes en 2025. Mientras tanto, el intendente Arturo Rojas se esconde detrás de la “fórmula polinómica” en lugar de dar la cara y explicar por qué el transporte público se vuelve un lujo para los trabajadores.
El recorrido de tarifas este año parece un sube y baja sin sentido: en febrero hubo una baja mínima que fue apenas un espejismo, y luego llegaron los aumentos de mayo, julio y ahora septiembre. En menos de nueve meses, Necochea acumuló tres incrementos que la vuelven a poner entre las ciudades más caras de la provincia en materia de transporte urbano. Rojas habla de previsibilidad, pero lo único previsible es que el bolsillo de los vecinos nunca tiene respiro.
La comparación con otras ciudades deja en evidencia el fracaso de la gestión local. Pinamar lidera el ranking con más de $2.100, pero Mar del Plata ya supera a Necochea y Bahía Blanca se acerca peligrosamente. En el AMBA, el boleto sigue costando menos de la mitad. El intendente insiste en que el sistema es “transparente”, pero la realidad muestra que la única transparencia es ver cómo los aumentos se repiten mientras las unidades no mejoran y el servicio sigue siendo deficiente.