El intendente Arturo Rojas salió a dar explicaciones tras el papelón electoral del domingo, donde su espacio quedó relegado al tercer lugar. Entre frases gastadas y promesas repetidas, habló de “cambios en el gabinete” y de “más trabajo”, como si los últimos años de gestión no hubieran sido su responsabilidad.
Mientras asegura que “las máquinas están en la calle” y que nunca faltó combustible ni personal, la realidad de Necochea es otra: calles destrozadas, barrios olvidados y vecinos cansados de excusas. Echar culpas a la lluvia o a la polarización nacional ya no alcanza para tapar el desgaste de una gestión que no convence.
Rojas intenta mostrarse como el “empleado número uno de los vecinos”, pero la gente ya le dio su mensaje en las urnas: desconfianza, descontento y un llamado urgente a que deje de hablar de futuro y empiece a dar respuestas en el presente.