Quequén se preparaba para tirar la casa por la ventana con su 171º aniversario este fin de semana, pero la fiesta terminó antes de empezar. La Municipalidad de Necochea bajó la persiana a todos los festejos por culpa de un pronóstico que promete más agua que alegría. La esperada torta gigante, el desfile cívico militar y la música quedarán guardados hasta nuevo aviso.
El Servicio Meteorológico Nacional arruinó los planes: lluvias, chaparrones y un cielo gris que amenaza con no dar tregua ni viernes, ni sábado… y, por si fuera poco, también el mismísimo domingo, cuando la ciudad pensaba celebrar a lo grande. Lo que iba a ser un arranque festivo este 1º de agosto ahora se convirtió en un fin de semana de paraguas y barbijos contra el viento.
Vecinos y comerciantes, que ya tenían todo listo para recibir a turistas y locales, se quedaron con las manos vacías. “Otro cumpleaños pasado por agua”, se quejaron algunos en redes. Y mientras el cielo manda, Quequén soplará las velitas a puertas cerradas, esperando que la lluvia no se robe el show para siempre.