Un huésped pidió más tiempo en su habitación… y terminó sin vida. Lo que comenzó como una noche tranquila en el hotel Mesón, ubicado en calles 98 y 65, terminó en una escena digna de novela negra. Un hombre que había ingresado cerca de las 21:15 y renovado su turno hasta la medianoche, fue encontrado sin signos vitales a las 23:50. Ni un grito, ni una queja, ni un solo movimiento: puro silencio hasta el macabro hallazgo.
El encargado, al ver que el cliente no respondía a sus llamados, decidió intervenir. Lo que encontró del otro lado de la puerta lo dejó helado: el cuerpo del hombre, inmóvil y sin señales de agresión visible. En cuestión de minutos, la Policía y la Científica convirtieron la habitación en una escena de investigación. Sin sangre, sin desorden, sin pistas claras, todo apunta a una muerte tan misteriosa como repentina.
Ahora la Justicia aguarda los resultados de la autopsia, mientras los rumores crecen: ¿un paro cardíaco, sobredosis, suicidio encubierto? Nadie lo sabe. El hotel sigue operando como si nada, pero entre sus paredes aún flota el desconcierto. Y en el aire, una pregunta incómoda: ¿quién era el hombre del cuarto… y qué lo mató en apenas dos horas?