Lo que comenzó como una violenta entradera a un matrimonio de jubilados en Necochea terminó revelando un verdadero arsenal de armas, drogas y delincuentes con prontuario de película. Dos encapuchados ingresaron a la vivienda, ataron a las víctimas y se llevaron todo lo que pudieron —incluidas alianzas de oro y celulares—, pero el golpe les salió caro: nueve allanamientos simultáneos se desplegaron como una escena de Narcos versión criolla, con fuerzas especiales de medio país participando del operativo.
El despliegue fue de película clase A: GADs de Tandil, Bahía Blanca y Necochea, policía montada, comisarías de todos los puntos cardinales, y hasta personal de San Cayetano, como si esperaran atrapar a Pablo Escobar escondido en Quequén. El resultado: seis detenidos, uno con orden de captura vigente, un kilo y medio de droga, armas, motos, electrodomésticos robados, ruedas de Toyota (¡sí, ruedas!) y una montaña de pruebas que haría temblar hasta al más curtido abogado defensor.
Desde la fiscalía no se descarta que los detenidos estén vinculados a otros hechos delictivos en la zona, mientras la comunidad respira con un poco más de alivio y se pregunta cómo semejante banda se movía como pez en el agua sin que nadie notara nada. Un operativo de alto calibre que, al menos por ahora, le pone freno a una banda que creyó que Necochea era tierra liberada. Spoiler: no lo era.