Este martes pasado, mientras muchos necochenses intentaban moverse por la ciudad, se encontraron con lo de siempre: colectivos parados, choferes en pie de lucha y un silencio ensordecedor por parte de la gestión municipal. La retención de tareas por parte de los choferes de transporte urbano, en reclamo por el aguinaldo que todavía no cobraron, volvió a dejar a Necochea y Quequén con un servicio intermitente… y a los vecinos, a pie.
La bronca crece no solo por los sueldos impagos, sino también por la interminable novela entre empresas que incumplen, sindicatos que reclaman y un municipio que mira para otro lado. Los trabajadores ya advirtieron que el jueves 11 repetirán la medida y que el feriado del 09 se operará con frecuencia reducida. Mientras tanto, la gestión de Arturo Rojas sigue sin articular soluciones concretas. ¿Acaso esperan que el problema se resuelva solo?
Desde el sindicato aseguran que no quieren paralizar el servicio por completo, pero la falta de diálogo y compromiso empresarial los empuja al conflicto. Lo insólito es que en una ciudad donde la conectividad es esencial y la economía no da respiro, el transporte público agoniza… y la Municipalidad responde con la receta de siempre: inacción, excusas y una preocupante desconexión con la realidad.