MUERTE EN LA OSCURIDAD: LA RUTA 88 SE COBRA OTRA VIDA

La Ruta Provincial 88 volvió a teñirse de sangre en la madrugada del sábado cuando Lucas Gabriel Díaz, un joven de 28 años, encontró una muerte brutal al despistarse con su auto y estrellarse contra un poste de hormigón y un árbol. El Peugeot 208 negro en el que viajaba quedó destrozado a la altura del kilómetro 7,5, rumbo a Mar del Plata. Un nuevo capítulo en la historia negra de una ruta que ya suma 20 muertos en lo que va del año.

Bomberos de Batán y el SAME llegaron a toda velocidad, pero el desenlace ya estaba escrito. El cuerpo del conductor, que viajaba solo, quedó atrapado entre los hierros del auto y fue rescatado sin vida tras una ardua maniobra con herramientas hidráulicas. El impacto fue tan violento que el vehículo quedó irreconocible. La Policía Científica trabajó en el lugar hasta el amanecer para intentar reconstruir lo ocurrido.

Vecinos y conductores frecuentes de la 88 no se sorprenden. “Esa ruta es una trampa mortal”, dicen. Baches, falta de luz y cero control. Mientras las autoridades miran para otro lado, el asfalto se cobra víctimas como si fuera un verdugo silencioso. ¿Cuántos más deben morir para que alguien haga algo?