Mientras los vecinos de Necochea claman por calles sin baches, seguridad y servicios básicos que funcionen, el intendente Arturo Rojas saca de la galera un nuevo acto de marketing disfrazado de política pública: $4 millones en subsidios para “proyectos de turismo sostenible y con perspectiva de género”. Sí, leyó bien. En plena crisis económica, se rifan dos cheques de $2 millones como si sobrara la plata.
Detrás del humo de los slogans “inclusivos” y “verdes”, el municipio intenta tapar con maquillaje ideológico la falta de gestión real. En vez de pavimentar una calle o reforzar la atención médica en los barrios, Rojas elige apostar a propuestas con “impacto comprobable” y “capacidad de innovación”, siempre y cuando encajen en los moldes del relato oficial. Eso sí: si sos emprendedor común, olvidate.
Mientras tanto, la ciudad sigue a oscuras en muchos barrios, la ribera se erosiona sin control y los vecinos siguen esperando que el intendente gestione lo que importa. Pero claro, es más fácil montar un show de progresismo berreta que resolver los problemas concretos de la gente.