Los gobernadores están que trinan. El nuevo plan fiscal del gobierno libertario, con el bautizado “Súper IVA” a la cabeza, provocó un verdadero cortocircuito entre Nación y las provincias. Luis Caputo salió en modo streamer a contar que planean repartir el IVA entre Nación (9%) y las provincias (con libertad para definir su parte). Lo venden como “competencia fiscal”, pero en los pasillos provinciales lo ven como un manotazo recaudatorio que termina achicando la coparticipación.
Este martes, varios mandatarios provinciales se reunirán en Paraná, oficialmente para hablar de desarrollo productivo. Pero el temita del IVA ya se coló en todas las conversaciones. “Esto no es reforma, es ajuste disfrazado”, dicen off the record desde una de las provincias del sur, donde ya piensan en ir a la Justicia. Todo esto se da justo cuando los ministros de Economía provinciales hacen malabares para pagar aguinaldos y se enteran de un recorte de fondos “de un día para el otro”.
A la bronca se suman otros reclamos históricos: deuda previsional sin saldar, rutas destrozadas, obras públicas paralizadas y promesas de diálogo que quedaron en el archivo. Mientras tanto, desde la Rosada minimizan el lío: “es una inversión a futuro”, dicen, aunque los gobernadores, hartos de pedir “trece veces lo mismo”, ya no compran el verso. ¿Pacto de Mayo? Bien, gracias. Ahora el único pacto parece ser el de las provincias para defender lo suyo.