CUERPO:
En una jugada que sorprendió hasta a los propios empresarios, el Gobierno decidió despedir al secretario de Transporte Franco Mogetta y reemplazarlo por Luis Pierrini, un empresario del rubro de los seguros sin experiencia en colectivos, trenes ni aviones. ¿El momento? Justo cuando la UTA amenaza con un paro nacional, las cámaras patronales están en pie de guerra y el Estado bombea $87.000 millones al mes para sostener el sistema. Bienvenidos a la montaña rusa libertaria, sin cinturones de seguridad.
Mientras los colectivos se quedan sin gasoil político, el nuevo jefe de Transporte llega con una agenda marcada por el ajuste y una mochila repleta de conflictos: un paro anunciado para el 6 de mayo, subsidios licuados por inflación y una presión creciente para “desregular todo”, cortesía de Federico Sturzenegger. En paralelo, el Ministerio de Economía hace malabares para contener el gasto, mientras los usuarios miran cómo la tarifa sube y el servicio se desintegra.
Aunque el equipo saliente se jacta de haber “ordenado el sistema”, los números no mienten: se recortaron unidades, se achicaron frecuencias, y se quitó el subsidio a decenas de líneas. Ahora, con la inflación devorando los boletos y la CNRT al borde de la extinción, el flamante funcionario tendrá que pilotear una bomba de tiempo sobre ruedas. ¿Qué puede salir mal? Todo, si no se baja antes del próximo piquete. 💣🚌💸