Entre chispazos y muñecos desmayados, el Puerto de Quequén armó una jornada de simulacros para que su personal aprenda a reaccionar ante incendios, emergencias y sustos varios. Extintores en mano y camillas al hombro, los empleados ensayaron cómo salvar el día… aunque esperemos que no tengan que usarlo demasiado pronto.
La movida —ordenada por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo y ejecutada por Prefectura Quequén— arrancó con clases de RCP y prácticas de reanimación, para luego pasar al plato fuerte: la lucha contra el fuego. Extintores de todos los colores, maniobras de rescate y mucha teoría llenaron una jornada que tuvo más humo que drama. Todo, bajo la atenta mirada de los jefes del Consorcio, que celebraron cada chispa apagada como un gol en la final.
Con esto, el Puerto de Quequén busca no solo cumplir con la burocracia, sino también dar señales de que están preparados para todo… o al menos, para no salir corriendo si las cosas se prenden fuego. Según prometieron, vendrán más entrenamientos. ¡Y más muñecos salvados en acción!